viernes, 1 de enero de 2010


En este nuevo año, enviamos un fraterno saludo a toda nuestra gente diseminada en todo el mundo.
Que el 2010 traiga muchas bendiciones, Aquí esta Ciudad Victoria, aquí están los recuerdos que otros tiempos nos han dejado, cuantos amigos, cuantas ilusiones. Aquí está el barrio, aquí está la colonia, aquí está el cantón, aquí está el caserío que nos vio crecer
Deseamos para usted que nos visita diariamente muchas bendiciones y compartimos este mensaje espiritual en el comienzo de un nuevo año.

Mateo 2: 1-11.

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.

Empieza un año nuevo. Nuevas metas. Nuevas ilusiones. Nuevos deseos. Tal vez nuevas vanidades.

¿Que esperamos para este año? o ¿Que daremos en este año?

Los magos creyeron en Jesús sin jamás haberle visto. Creyeron en Jesús cuando los escribas y fariseos estaban incrédulos. Los sabios creyeron en Jesús cuando vieron al niño en los brazos de su madre, y le adoraron como rey. No vieron signos de grandeza o divinidad que les impusiera respeto. Sin embargo, creyeron en él como el Salvador del mundo.¡Se postraron y lo adoraron! ¡Le entregaron valiosos presentes!

REFLEXION:

¿Cuál es el estado de nuestra fe en Cristo? ¿Cuál es nuestra abnegación por el Salvador del mundo? ¿Cuál es nuestra entrega a él? ¿Cuál actividad o actitud podemos desplegar por seguir y servir a Cristo?

Que en este año podamos imitar el ejemplo de esos hombres que entregaron valiosos presentes al Salvador del mundo.

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